-ESE INTRUSO DEL ÁRBOL SE PUSO EN MEDIO DE MI TERRITORIO,ES DECIR, EN EL SALÓN.
-TIENE LUCECITAS QUE ME PONEN NERVIOSO.
-SI ME LLEVO UNA BOLA, SE ENFADAN.
-EN EL BELÉN HAY UN CAMELLO Y NO UN PERRO.
Mi querida Bimba, me dicen que lo llevo en la sangre como tú el tener manía a los Árboles de Navidad, porque tengo entendido que tú hiciste lo mismo que yo.
Mis amos primero llenaron la casa de cajas feísimas, luego instalaron en mitad del salón...!un árbol!.
Ante mis protestas me dijeron que los humanos llaman a ese árbol el Árbol de Navidad.
No tuvieron ninguna consideración del hecho que para mí, mascota oficial de la casa, ponerme un árbol en mitad de mi territorio, que es toda la casa midiendo desde el suelo a 20 centímetros para arriba, era una cosa inaceptable. Por lo menos podían haberme avisado con antelación y me habría ahorrado de estar ladrando toda la tarde a un árbol que parece sordo porque ni se asusta ni se va.
Bueno, pues nada, cuando yo ya estaba afónico de tanto ladrar y la Dama de Girasoles lo mismo de tanto decir “cállate...cállate...si no te callas te mato”...etc...como si fuera poco, lo llenaron de lucecitas de colores que se encienden y se apagan, lo cual acentúa mi nerviosismo y por lo tanto he tenido que pasar del ladrido al gruñido con arrugamiento de hocico, cosa que normalmente hace que mis adversarios se asusten y se vayan, pero nada, ni el árbol se ha ido ni las lucecitas se han apagado.
Al final, me he resignado y puesto a dormir sobre un alfombra dando la batalla por perdida y aceptando que el dichoso arbolito se queda ahí.
Después mi ama ha pensado que si ponía el Belén donde siempre, es decir, a altura perruna, yo iba a querer colocar las figuritas a mi modo o a llevarmelas y esconderlas debajo de las butacas, por lo que han decidido que para evitar incidentes, pondrían en una mesa más alta solamente al Niño Jesús, la Vírgen, San José, dos pastorcitos, un ángel colgando del techo y...un camello durmiendo. Todo ello con adornos de pino y velas rojas al lado.
Me he sentido muy ofendido por lo del camello. Yo creo que cerca del Niño Jesús tenía que haber un perro. Me han dicho que en el Belén se ponen ovejas, un buey, una mula, gallinas y algún camello...pero perros no.
Yo sé, Bimba, que cuando tu estabas y visto que hiciste la misma protesta, al final colocaron un perro dálmata en el Belén, pero éste año mi ama ha dicho que el Belén es más pequeño y que no cabe el perro.
Pues eso es todo, también que me han llevado al peluquero y me han puesto guapo para cuando nos juntemos toda la tribu familiar, cosa que sucede siempre en Navidad y en el verano.
Luego me han sentado debajo del Árbol y me han hecho una foto.
Queridos perriamigos y gatiamigos ya os seguiré contando...
Ésto no ha hecho más que comenzar.
hola Pippo,
ResponderEliminarpues en el belén no hace falta un perro porque éste ya vive en casa.
Ahora te toca cuidar al niño, a la madre, al padre, a los pastores... y al camello
Tu sabes que en la noche las figuritas cobran vida y tu tienes la facultad de moverte naturalmente en esta dimensión.
Así que tu oficio es cuidar que todo vaya bien en esa historia mientras dure, que será mas o menos diciembre y algo de enero.
Que gran orgullo, el guardián del belén.
Y mas te vale ser amigo del camello, para que te lleve a pasear trepado en su joroba, subiendo y bajando, subiendo y bajando.
Y el angelito, como tiene alitas, pues tambien que te lleve a volar por el mundo.
Querida Cheche tienes que venir a ver a ese tonto del árbol que sigue ahí en medio todo displicente.
ResponderEliminarCon respecto al camello estoy intentando aprender el lenguaje de los camellos a ver si me dice algo.Chupetones.
Oye Pippo, hoy te vi y te portaste muy bien con el árbol de navidad. ¡Hasta posaste de modelo! Sigue así para que los reyes perrunos se acuerden de tí.
ResponderEliminar¿A lo mejor eres el niño Jesús y no te has dado cuenta?
Hola, karla, me puse muy contento cuando tu y Hugo me vinisteis a ver y la foto del árbol quedó muy bonita.
ResponderEliminarYo intento ser bueno (aunque raramente me sale bien) y así el Niño Jesús se ríe mucho con mis travesuras, como dice Cheche, hay un mundo paralelo donde todo cobra vida e igual ocurre con el Belén.
El camello huele a camello y todavía no sé hablar su lenguaje camellil. besos.