martes, 7 de septiembre de 2010

LA CIUDAD A VISTA DE PERRO



-DIJE ADIÓS A MIS AMIGOS EL MURCIÉLAGO Y A LA SALAMANDRA.
-LA CASA SIN LOS NIÑOS SE QUEDÓ ABURRIDA Y SILENCIOSA.
-AHORA ESTOY EN UNA CIUDAD GRANDE LLAMADA BARCELONA.
Y se acabaron lo que los humanos llaman vacaciones. Así que he dejado de ver a las gaviotas, que dejé de ver pasar chillando por mi ventana, así como a las golondrinas todas en fila en la barandilla cuando ya se sentía el olor a lluvia. Si se acabó.
Me despedí de mi amiga la salamandra, con sus brillantes colores amarillo y negro, con sus manitas casi humanas, que venía a beber en los platos de las macetas. Me miró con sus ojillos negros diciéndome “hasta la vista”.
También le dije adiós a mi amigo Murcielaguín que dormía por las noches con su cabecita para abajo colgado de una lámpara de la terraza.
Pero lo de los niños es lo que me dio más pena. Cuando los niños se fueron al terminar sus vacaciones yo me quedé muy triste vagando por la gran casa vacía. Ni siquiera me gustaba ya comer hormigas.
Un aburrimiento.
Porque es verdad que los niños hacen ruido, lloran, corren, se pelean, ponen trastos, gritan y la Dama de Girasoles también les grita ella aún más fuerte “NO GRITEIS”.
Pero ahora, sin ellos, me siento muy solo aquí en la butaca donde me veis retratado. Estoy en Barcelona.
He cambiado el ruido de los niños por el ruido del tráfico. He tenido que ir de paseo por el parque en vez de por la playa, y oigan, aquí por Barcelona en vez de chillar las gaviotas, chillan unos pájaros grandes color verde verdísimo que se llaman loros. Barcelona está llena de ellos. No son de aquí pero como si lo fueran. Hacen unos vuelos rasantes en grupo que te rozan el flequillo.
También he conocido muchos perros a los que he hablado en español, italiano, inglés y francés (ya os dije que éste verano me inscribieron a un curso de ladrido en éstos idiomas) pero resulta que , como hay muchos ejecutivos japoneses en ésta zona de Barcelona, pues nada que hacer, ladran en japonés que yo todavía no he aprendido. Nos movemos la cola y nos hacemos una reverencia con la cabeza.
Así que nada, aunque haya conocido también la gran ciudad, yo estoy deseando irme a Zizur a ver mis amigos de allí y saludar a gata Duquesa y todos nuestros comunes amigos del Club la Mascota Feliz, además atravesaremos con el ordenador al Bosque del otro Lado a boicotear los sucios negocios de la bruja Despelleja Perros Archibalda, a la que hemos declarado la guerra para que no venda pieles a los chinos.
Así que mis queridos perriamigos y gatiamigos, de momento me despido de vosotros desde Barcelona.

1 comentario:

  1. hola pippo
    hace tiempo que no te escribia,
    es que estuve malita, todavia lo estoy un poco.
    Por lo que voy a leer, poco a poquito, tus cartas, una a una y te haré mi comentario, porque no puedo ver bien todavia, tengo un ojo con parche de pirata, y es el ojo bueno, asi que el ojo cegatón es el que hace todo el trabajo, y en consecuencia veo todo borrado.
    Bonita ciudad esa de Barcelona. No sabía que había loros sueltos volando por ahí, como si fuera un país tropical.
    Los niños sí que dan vida a la vida, es verdad.
    Pero mira tú, siempre encuentras algo en que entretenerte, pues por lo que veo la vida te apasiona, cualquier cosa te apasiona y la vives como si fuera ese el único momento de tu vida.
    Te despediste de todos tus amiguitos de la playa, ahora toca la ciudad y luego tu hogar...
    a continuar las aventuras...
    te leo en otro día
    con mucho cariño

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